Propuestas de futuro para el control del mosquito tigre

La expansiva presencia de Aedes albopictus en la geografía española y la amenaza que implica su capacidad vectorial, además de sus molestas picaduras, son un reto para el control de plagas. No hay una varita mágica para acabar con el mosquito tigre, pero, dentro de un enfoque integrado, son varias las herramientas actuales y las propuestas futuras para controlarlo. Así lo explica el entomólogo Mikel Bengoa en la revista PCN.

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Actualmente, el control de Aedes albopictus se basa principalmente en el tratamiento de sus focos de cría, que, de forma paradójica, básicamente se localizan en artefactos producidos por nosotros mismos. El mosquito tigre, activo durante el día, vive en estrecha proximidad con el ser humano; alimenta principalmente de nuestra sangre y sus focos de cría están muy cercanos a nuestras viviendas, lo que nos pone difícil evitar sus picaduras.

Mikel Bengoa, entomólogo especializado en el control de Aedes albopictus, expone en su artículo Present y futuro del control de Aedes albopictus, publicado en PCN, una visión de cómo está gestionando esta plaga desde un punto de vista técnico actualmente y algunas interesantes propuestas que se están desarrollando para controlar a este vector.

Eliminar el foco de cría

las características biológicas del mosquito tigre difieren de las especies de mosquitos autóctonos que nos causan molestias, por lo que Bengoa destaca que las medidas de control deben adaptarse a estas peculiaridades.

Aedes albopictus, al igual que la resto de los mosquitos, necesita agua para poder completar su ciclo larvario, pero su particularidad es que presenta un bajo requerimiento tanto de volumen como de calidad del agua (puede completar su ciclo en un tapón de botella), el que le permite adaptarse mejor a los posibles cúmulos de agua disponibles. una Otra particularidad es que la hembra pone los huevos de forma individual, repartiéndolos en los diferentes focos de cría disponibles, lo que también potencia su capacidad reproductiva pese a que su rango de vuelo no exceda 400 metros en toda su vida.

Actualmente, la base del control del mosquito tigre es la investigación y el tratamiento de los focos de cría, ya sea eliminándolos o aplicando larvicidas. La principal dificultad radica en la localización de la gran variedad de recipientes que pueden albergar los huevos, que las hembras suelen depositar en pequeñas acumulaciones de agua pero que también se han encontrado en aljibes y sumideros de la vía pública.

Para eliminar las larvas, actualmente se utilizan larvicidas biológicos e insecticidas reguladores del crecimiento (IGRs). La aplicación de una capa superficial de silicona, que evita que las larvas puedan respirar también puede ser efectiva, siempre que no haya circulación al agua o una gran cantidad de materia orgánica que sobresalga por la superficie. Otro método más reciente es el uso de ondas acústicas para matar las larvas.

el principal ventaja de los tratamientos larvicidas es que son muy específicos (sobre todo con los larvicidas biológicos), no requieren un equipo especializado (excepto con los acústicos) y los riesgos toxicológicos son muy bajos.

Control de adultos

Cuando se trata de controlar mosquitos ya adultos, actualmente se utilizan productos químicos adulticidas, principalmente piretroides, mediante tratamientos volumétricos con ULV o mediante impregnación de la vegetación. Mikel Bengoa apunta aquí la controversia que conlleva el control del mosquito tigre mediante aplicación de adulticidas debido a los problemas de toxicidad y ecotoxicidad que puede generar, así como el desarrollo de resistencias a insecticidas. Esta sería pues una opción a emplear sólo como último recurso.

Otro método de control en la fase adulta son las trampas de captura masiva, ejerciendo una reducción de la población de mosquitos en zonas privadas.

Propuestas de futuro

El futuro parece ofrecer interesantes propuestas de nuevos métodos de control, que se están desarrollando actualmente y que se adaptan aún más a la biología del mosquito tigre.

En la fase larvaria:

Por un lado, se están desarrollando nuevos hongos entomopatógenos que afectan a las larvas y son transmitidos por las hembras en el momento de depositar los huevos, aunque la reducción de focos de cría sigue siendo el pilar fundamental de actuación en todos los casos.

Otro método, que está obteniendo muy buenos resultados en las pruebas preliminares, es el autodisseminació de larvicidas. Esta técnica emplea a las propias hembras de Aedes albopictus como portadoras de larvicidas. Las hembras entran en contacto con el larvicida en una estación de diseminación, lo transportan adherido a sus patas hasta el siguiente foco de cría, y al ponerse, tratan el agua eliminando no sólo a su descendencia sino también a las larvas que ya estaban criando allí.

Esta técnica basa su éxito en dos factores. Por un lado, como ya hemos comentado, las hembras del mosquito tigre ponen sus huevos de forma individual y repartida por todos los posibles focos larvarios dentro de su rango de vuelo. Por otra parte, el larvicida empleado, Pyriproxifen, tiene una concentración letal muy pequeña (LC99 = 0.000376 por A. Albopictus, con 0.07mg se podría tratar una piscina olímpica) y una toxicidad muy baja (está permitido en agua de consumo humano).

Dentro de esta investigación se trabaja todavía en mejorar la adhesión de los larvicidas en las hembras, así como en otra variante que consiste en hacer una cría masiva de mosquitos, separar los machos, impregnar con el larvicida y soltarlos en el medio. Dado que los mosquitos macho también se acercan a los focos de cría para encontrar hembras con las que aparearse, podrían hacer una aplicación directa, y incluso, al copular con las hembras, los podrían transferir el larvicida y ésta, a su vez, tratar los focos de cría que visitan, haciendo una aplicación indirecta.

En la fase adulta:

En la fase adulta se están desarrollando nuevas materias activas adulticidas, nuevos sinergistas para los adulticidas actuales, o la aplicación de estos mediante cebos azucarados.

Por otra parte, se trabaja en un método de uso de mosquitos estériles, que consiste en criar millones de mosquitos, separar los machos, irradiarse o hacerlos estériles para modificación genética y liberarlos en el ambiente, donde competirán con los machos salvajes en la cópula con las hembras.

Aunque hay muchos aspectos a mejorar para que esta técnica sea viable (cría masiva, separación de machos, liberación, etc.), pero existe, según Bengoa, un potente lobby detrás fomentando su desarrollo.

Otro enfoque en desarrollo es el uso de machos infectados con Wolbachia, que tiene como objetivo evitar que las hembras sean capaces de transmitir enfermedades, lo que afecta la capacidad vectorial pero no reduce la población de mosquitos, ni la presión de las picaduras.

Finalmente, también evalúa el uso de ovitrampas, similares a las utilizadas en los muestreos pero con las que, además, se captura a los adultos.

Fuente: www.pest control news.com. A través de Higieneambiental.com.