Las hormigas son una familia de insectos sociales, fáciles de distinguir por sus antenas en ángulo y una estructura de nódulo que forma una cintura esbelta, llamado pecíolo. Las hormigas forman colonias que varían en tamaño, desde unas cuantas decenas hasta millones de ejemplares que forman colonias altamente organizadas. Los hormigueros están formados en gran parte por hembras estériles que forman castas de obreras, soldados, u otros grupos especializados. Las colonias también tienen algunos machos fértiles y una o más hembras fértiles llamadas «reinas». A veces se describen las colonias como un superorganismo que las hormigas parecen actuar como una única entidad, trabajando colectivamente para mantener la colonia. Las hormigas habitan en todos los continentes excepto la Antártida, y sólo algunas grandes islas como Groenlandia, Islandia, partes de Polinesia y las islas Hawai carecen de especies nativas. Forman el 15-20% de la biomasa animal terrestre.

Las hormigas se adaptan a cualquier lugar donde puedan obtener alimento (viviendas, locales comerciales, naves industriales, hoteles, hospitales, calles, parques, jardines, etc.). Se pueden encontrar en muchos lugares, ya sea tanto en el interior de los edificios como en el exterior de los mismos.

Existe una gran variedad de productos en el mercado para hacer frente a las hormigas. Normalmente, cuando el problema es en el exterior, se trata el perímetro externo creando, así, un efecto barrera. En el interior, el tratamiento suele realizarse con cebos insecticidas que actúan por ingestión. En cualquier caso, siempre será importante la manera de almacenar los productos (sobre todo en el ámbito de la industria alimentaria), para minimizar la atracción de estos insectos.

Pueden ser vectores mecánicos de agentes patógenos contaminante alimentos, productos almacenados, etc. También pueden ser huéspedes intermediarios de parásitos helmintos. Incluso pueden ser la causa directa del deterioro de materiales de la construcción de las viviendas o locales comerciales.